Plantas: medicina ancestral
En este post quiero que conozcan a Ángela Méndez Hernández, curandera de origen zapoteco –descendiente de mujeres que desde hace mucho tiempo se dedicaron a esa misma labor- una de las mujeres de quien podemos aprender acerca de la aplicación de las hierbas con fines medicinales que tuvieron origen en antiquísimas historias y, al mismo tiempo, en la transmisión generacional que ha sostenido el noble arte de curar.
Llevo ya cinco años interesada en las plantas medicinales, en su uso, su aprovechamiento y por supuesto, en su magia. Cualquier persona que haya tenido alguna vez el mismo interés sabe que el mundo de las plantas es un mundo inmenso y más en cuanto a sus usos. Es por ello que he ido aprendiendo de muchas tradiciones, personas y literatura.
A lo largo de este tiempo, he aprendido que el conocimiento aplicado de la flora local y su uso medicinal es una práctica que por mucho tiempo fue exclusivo de las mujeres. Es por eso que al aprender un poco mas de las plantas también conectamos con una parte de nuestra consciencia colectiva como mujeres y eso me parece maravilloso.
Hoy les traigo un poco de la visión zapoteca de las plantas medicinales a través de Ángela. Para ella, el conocimiento tradicional de las plantas medicinales incluye varios elementos importantes, como la clasificación de las hierbas, el reconocimiento de los lugares donde habita cada especie, las técnicas de recolección cosecha, almacenamiento y preparación, así como modelos de suministros de las hierbas a la población para vincularla recíprocamente con la vida.
En la sierra oaxaqueña a la enfermedad se le llama susto, susto de emociones. Desde el vientre de la mamá dicen, le dio susto. Es por las emociones, que el cuerpo se descontrola, se enfría o se calienta. Toda emoción se vuelve física. Dicen: te curas porque regresa el alma a tu cuerpo. Este tipo de concepto lo podemos observar en muchas otras culturas.
A través del tiempo los pueblos comenzaron a domesticar las plantas que en el campo crecían de forma silvestre y estas se empezaron a adaptar a las personas. Ángela dice que las plantas se adaptan al medio donde se requiere y al revés. Así en los pueblos donde hay muchos problemas de garganta, vamos a encontrar plantas como la malva. Las plantas crecen donde la gente requiere, las que busca y encuentra.
En la cultura zapoteca hay una íntima comunicación con las plantas, porque piensan que vida con vida da mas vida.
Ángela dice que hay diferentes tipos de plantas: dulces, amargas e insípidas. Unir estos tipos de plantas pueden activar los cinco sentidos físicamente, y espiritualmente trascender al infinito. Las plantas regresan tu alma al cuerpo, porque vida con vida se construye.
Es por eso que encontramos que las plantas dulces son para las emociones: tristeza, enojo, intranquilidad, se orienta a la parte superior del cuerpo. Las amargas para cuando tienes preocupaciones, coraje y se relacionan con la parte media del cuerpo. Las insípidas ayudan a la parte baja del cuerpo, las extremidades.
Es así con estas divisiones generales que Ángela y su linaje han podido llevar a cabo la importante labor de ser curanderas.
Curar tiene una función social que es llevar a las manos de cada persona, donde quiera que esté, las propiedades de las hierbas y su empleo medicinal desde la cosmovisión de la medicina tradicional. Esto es algo que se repite en muchas tradiciones que han usado plantas medicinales como su fuente principal de salud.
Para mi, el conocimiento ancestral se debe difundir y compartir, aprovecharlo para que no se pierda esa esencia poderosa que ha resistido luchas y la colonización, y hoy se mantiene viva. Se trata de una comunicación amorosa por la vida, la salud, el respeto a las personas y a la naturaleza.
La sabiduría nos convoca a juntarnos. Antes la tradición oral transmitía conocimientos, hoy la intención de escribir estas enseñanzas por este medio, es un acto de honrar y de no permitirnos olvidar.
Somos mitad y mitad con la naturaleza, somos parte de un todo.
